Capítulo XXV

7 de Diciembre de 1805


XXV
El cuaderno de Berthier
La garganta de Poseidón


A las 7:30 comenzaron a llegar desde el salón donde desayunaron, los demás integrantes del Estado Mayor. Para las 8 estábamos todos reunidos. Desdoblé el mapa que había hecho durante el viaje en el Formidable. Allí estaban marcadas las rutas y las posiciones a tomar.

En principio me parecía ridículo desplegar tamaño ejército para el trabajo que quedaba. Es por ello que, con la ayuda de Ney, comencé a hacer algunas modificaciones. Pero desistí de reducir la cantidad de efectivos al ver que Ney consideraba a todo el ejército para asegurar Irlanda y Escocia. Los demás, mudos, observaban y pensaban como serían los próximos movimientos.

-Bien- comencé –Me parece que a esta hora ya somos demasiados en esta isla. Y sería bueno además de desconcentrar el tráfico naval en el canal, que volvamos a hacer acto de presencia en el continente para esparcir las noticias y dejar en claro que ahora no hay oro para luchar contra Francia.

A pedido del Sire, he planteado una alternativa de acción para dominar toda la isla, es decir puntos de asentamiento y partida hacia el Norte, como así también las rutas mas directas hasta Glasgow y Edimburgo. Pero ahora hay algunas cosas que han cambiado. No me refiero solo a la falta de Bonaparte, sino también a la presencia de Ganteaume y los resultados de Dubourdieu en Gales y Liverpool. En unos minutos, Ney y yo iremos a terminar los tratados con William y a partir de allí diseñar políticas que se pondrán en marcha.

Sería interesante que Soult y Lucas revisen este plan y hagan las modificaciones que crean necesarias para terminar con los objetivos militares de la campaña. Estos objetivos son: Establecer bases militares y gobierno en las capitales escocesas, dominar los puertos de toda la gran Bretaña, y planificar de cara a una posible incursión militar en el virreinato de Irlanda. Antes de seguir me gustaría saber la situación política de Gales.

Marmont tomó la palabra.

-En Gales se pueden definir tres grupos: una minoría pro inglesa, que son los dueños del poder económico y hasta ahora político. Digamos la aristocracia de Gales. Hay otra minoría, un poco más ruidosa, compuesta por pequeños comerciantes y pseudo aristócratas locales que intentan tomar control político y social de la situación a través de la independencia de la corona, y la gran mayoría que se compone del pueblo llano, es decir de los que trabajan en serio, que solo quieren vivir en paz y para eso pretenden vender su apoyo a quienes desde el poder les den mas autonomía personal y los dejen trabajar tranquilos.

-¿podemos comprar a esa mayoría?

-Ya estoy en eso. Saben del sistema francés y están ilusionados con la posibilidad de tener representantes del pueblo llano en la asamblea legislativa del reino. Por el momento están todos a la expectativa. Convencidos que yo soy el gobernador ya que piensan que el gobierno de la isla estará en París. Mientras se mantengan las cosas así no habrá enfrentamientos.

-Perfecto. Que siga así. Vamos a imponer un sistema electivo de Asamblea Nacional igual que en Francia y aseguraremos las libertades individuales. Con lo cual la mitad de su tarea ya está terminada. En cuanto se pueda, sería conveniente que Magón se establezca allí como gobernador bajo el mando del Primer Ministro Ney. Ese puerto es vital para un accionar militar y comercial, además de liberarlo a usted Marmont. Sería bueno que los otros dos virreinatos pensasen igual. Si lo logramos nos ahorraremos dolores de cabeza.

Lucas tomaba nota atento a todo lo que involucraba a la armada. 

-Además de Ney en el cargo de primer ministro, dejaremos dos buenos ayudantes en el gobierno de Inglaterra: Soult, a cargo del ejército y Ganteaume a cargo de la marina. Lucas, usted entregará esa responsabilidad al otro Almirante en cuanto tengamos a Nelson y a Collingwood principalmente. No creo que haya mayores problemas con el resto a partir de allí.

-Me permito sugerir Mariscal,- dijo Lannes -que cambie la ciudad de su gobierno para esquivar la presión social y política que pueda sentir.

Ney me miró.

-No es mala idea- acoté –Supongamos que usted instala su gobierno en Birmingham, con el rey y las cámaras. Y una guarnición. Los puertos quedarían en manos de los hombres de Ganteaume, y Soult en Leeds. De esa manera no solo no sentirán presiones sino que además estarán cubriendo bien toda Inglaterra. Además contará usted con Segur y haremos venir a Augereau y a Darú.

La reunión derivó durante unos minutos en una charla informal de pequeños grupos analizando la situación y especulando posibilidades en Escocia. Durante ese tiempo, un oficial naval le entregaba a Lucas una carta y comentaban unas palabras apartados del resto. Cuando el oficial se retiró, Lucas leyó la carta y vimos como le cambiaba la cara al marino.

-¿Malas noticias, Almirante?

-Si Mariscal.- Se hizo un silencio expectante y sepulcral. - Me informan que las flotas de los Almirantes Nelson y Collingwood se cruzaron con la flota combinada de Rosily y Gavina. Según los informes la mayor parte del alto mando franco español o está muerto o prisionero. Casi toda la flota combinada esta hundida frente al cabo Trafalgar. Tanto Rosily como Nelson murieron en el combate…

Nos quedamos en silencio mirándonos sorprendidos. Al parecer habíamos tomado muy en serio el fin de la guerra, pero debíamos comunicarlo a los demás antes de que se matasen en cada encuentro. El almirante prosiguió.

-Los ingleses tomaron varios navíos aliados que en estos momentos están en su base de Gibraltar o transportan hacia Irlanda. Normalmente no usarían esos puertos, lo cual significa que Collingwood ya está al tanto de la situación y que alguien está esperando a la flota en la isla vecina. Si ese alguien es el almirante John Jervis, y creemos que es él, significa que la Royal Navy se prepara para contraatacar desde Irlanda. Solo esperan que la flota del Atlántico llegue a sus puertos.

Le pregunté a Lucas quien estaba al mando ahora de la flota aliada del Mediterráneo y la posibilidad de acercarlo en combate si no quedaban fuerzas inglesas en el Atlántico.

-Según los informes que Ganteaume recibió de Decres, lo poco que se salvó está en Tolón, bajo el mando de Dumanoir. Pero tengo sobradas razones para suponer que si Dumanoir se salvó de una batalla donde no quedó nada, es porque no luchó, o sea que desertó del combate. Ganteaume sospecha lo mismo, y si bien aun no tenemos confirmaciones, yo no contaría con esa flota.- Me gustaba como hablaba Lucas, no tenía pelos en la lengua -Junto con el comandante Dumanoir está el capitán Touffet. Este hombre sí me parece de lo mejor de nuestra marina, solo que aún es muy joven. 

Obviamente suponemos que el almirante Collingwood está ahora al mando de la flota inglesa del Atlántico, y en cuanto se reúna con Jervis tendremos batalla en el mar de Irlanda como mínimo. Jervis es el comandante de la flota del Mar del Norte y del canal, pero no lo vimos aparecer. Huyó cuando rompimos el bloqueo de Brest. Ahora Ganteaume se dirige hacia el puerto de Liverpool para juntar la escuadra con la flota de Dubourdieu mientras Magón cubre desde el canal hasta Cardiff por si Collingwood cambia de rumbo.

-¿Qué pueden hacer?- Preguntó Soult -¿Por donde lo intentarán?

-Bueno, no creo que tomen la idea de querer sacarnos mar adentro. Hay dos opciones bastante claras de retomar la isla: la primera y mas lógica de suponer es atacar el puerto de Liverpool y una vez que se haga pie allí, seguir hacia el Sur por mar y tierra. La segunda, y nuestro punto débil, es que antes de una batalla naval intenten un desembarco en el Norte, en la costa escocesa.

-Debemos de entender entonces que ya contactaron con fuerzas en Norte de la isla.- Acotó Murat.

-Es una opción que no nos conviene subestimar. Creo que este segundo plan es el más viable. Además no hay que descartar un ataque en los puertos del Este, en Newcastle o inclusive Londres si pasan por el Norte de Escocia. La defensa de nuestras posiciones dependerá de la rapidez con que nos movamos. Cuanto antes ataquemos la isla de Irlanda, antes bloquearemos sus puertos y aislaremos a los dos almirantes.

-¿En cuanto tiempo puede poner nuestras divisiones en esa isla?- Preguntó Murat

-La flota de Dubourdieu ya está lista en Liverpool. Lo que tarden ustedes en embarcar, mariscal. Según las disposiciones que el mariscal Berthier considere, mandaré a posicionarse las diversas flotas.

Mientras Lucas hablaba, yo estudiaba el mapa. Entonces Soult volvió a tomar la palabra.

-Si me permite, mariscal, por las mismas razones que el almirante no quiere que ambos marinos ingleses se junten, debemos evitar que las tropas de tierra de Irlanda desembarquen en Bretaña y se unan a lo que puedan mandar de Escocia. Necesitaremos un cuerpo que siga hasta Edimburgo, Glasgow e inclusive llegue a la costa atlántica, anulando la resistencia en el Norte y preparados para cruzar a Irlanda en cuanto sea necesario.

-Si- intervine –De eso se encargan Bernardotte y Lannes que ya vienen trabajando juntos. Usted Soult junto con Murat atacará la isla por el Norte, desde Liverpool. Mientras Marmont y yo cruzaremos desde Cardiff. Intentaremos anular a Jervis antes de que pueda cruzar, y si podemos cerrar los puertos a Collingwood, mejor.

-¿Que hacemos los demás?- preguntó Ney.

-Usted Ney, se trasladará a Birmingham con su cuerpo de ejército, pero me dejará una división de infantería para acompañar a Marmont. Además deberá estar atento para cubrir posiciones en Gales o en el Norte si hiciera falta. También me llevaré a la infantería de guardia. Sebastiani se quedará en esta capital con el resto que será la guardia de Londres. Ahora le toca a Lucas disponer del transporte.

-Del transporte y de la guardia de los puertos.- A medida que explicaba, miraba a Dubourdieu que se preparaba para enviar todas las órdenes a las diferentes escuadras –Ganteaume con su flota se encargará de cubrir el canal de La Mancha desde Dover hasta Cardiff. Que vigile especialmente la entrada del océano, y esté listo para el combate en cuanto cerquemos a Collingwood.

Magón partirá desde el puerto de Gales trasladando a los mariscales Berthier y Marmont. Luego seguirá bordeando la costa irlandesa asistiendo al ejército. En cuanto se encuentren con la flota enemiga que evalúen las posibilidades, prefiero que se vuelva trayéndolos hacia Liverpool, hacia el resto de la flota actuando como señuelo.

Usted Dubourdieu hará el traslado del Norte, las tropas de Soult y Murat. Una vez desembarcados, barrerá el norte de la isla, pero sin alejarse demasiado. Si se encuentra con el enemigo la misma recomendación que a Magón.

Yo, dejaré una guardia en Londres, el Scipión al mando del capitán Berrenger. Navegaré hacia el Norte acompañando las tropas de Bernardotte y Lannes. Anularemos los puertos de Newcastle y Edimburgo, y seguiremos pasando por las Shetland hasta rodear Escocia. Trataré de llegar lo antes posible para reunirme con usted Dubourdieu.

Quiero enlaces de correos a lo largo de la toda la costa para avisar en cuanto vean a Collingwood. También dependeremos de los correos por tierra.

-Dispondremos de ellos.- Dijo Ney

Fue en ese momento en que el mayordomo del palacio me comunicó que su Alteza el Príncipe del Reino Unido estaba listo para retomar las conversaciones del día anterior. Le hice señas a Ney y mientras salíamos a la reunión me despedí del estado mayor.

-Señores los dejo en libertad para comenzar. En cuanto terminemos con esta reunión, partiré a Gales para embarcarme. Cualquier consideración de último momento queda en manos de Soult, Bernardotte, Marmont y Lucas. Y, en caso de suceder… cambios en el alto mando, Ney quedará al frente de la campaña. Caballeros, buena suerte.

No esperé a ver las reacciones ni los saludos. Simplemente me fui a ver al príncipe. 

Ney y yo nos sentamos juntos en una posición desde la cual los dos veíamos los papeles en la mesita auxiliar, dejando al príncipe y dos asesores de frente a nosotros cuyos nombres olvidé en el momento en que me los presentaban.

La arrogancia general, acorde con la falsa modestia, debía ser un estilo en las negociaciones. No sé si se debía a la situación de enfrentamiento o a una demostración estúpida de orgullo aristocrático. Lo cierto es que cuando nos presentó a sus acompañantes como asesores de la corte, económico y político respectivamente, el príncipe de Inglaterra dejaba ver en sus ademanes y en el tono de voz una autoridad demasiado soberbia, como si quisiese recuperar la imagen de victoria ante nosotros.

Ney luego de saludarlos me miró y sin ningún empacho pero en voz baja dijo:

-Este hombre está convencido que va a negociar algo. No se da cuenta que en su situación, tener el cuello entero es un beneficio incalculable.

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