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Hacia
Junio del año 1805 el emperador Napoleón I de Francia había
decidido dar un corte definitivo a los ataques de las diferentes
coaliciones que su país sufría desde hacía una década.
Para
esto, concentró una fuerza de casi 200.000 soldados en las playas de
Boulogne Sur Mer con la idea de invadir las islas británicas, por
ser esta nación la fuente ideológica y, sobre todo, financiera de
tales coaliciones. El plan trazado incluía una importante
participación de la Armada Imperial bajo el mando del almirante
Etienne Eustache Bruix.
En
su defensa, la Royal Navy británica se movilizó con el objetivo de
anular el transporte naval que cruzaría a la Grande Armée el Canal
de la Mancha. Para ello, el Almirante Cornwallis, comandante de la
flota del canal, bloqueó a su par francés Ganteaume en el puerto de
Brest. Al mismo tiempo, una muerte súbita sorprendió al almirante
Bruix en París.
Ante
tal situación, el almirante Villeneuve cruzó el océano con el
objetivo de perder a la flota inglesa del Atlántico al mando del
vicealmirante Horatio Nelson, y la flota del Mediterráneo al mando
del vicealmirante Couthbert Collingwood para luego acercarse a las
costas del canal y transportar a los ejércitos a la isla inglesa.
Pero,
al fracasar en el intento, volvió perseguido por los británicos y
luego de varias escaramuzas y alguna batalla frente a las costas
españolas se refugió en la bahía de Cádiz dando por terminada su
actuación en el plan sin consultar ni advertir al alto mando
francés.
El
emperador, visiblemente contrariado, ordenó al Ministro de Marina
Denis Decres, que reemplazase a Villeneuve por el almirante Rosily,
quién partió rumbo a Cádiz con la orden de asumir el mando de la
flota combinada franco-española, y el objetivo de escabullirse de la
escuadra inglesa y presentarse en Boulogne para trasladar, en el
plazo de dos días, a mas de 150.000 efectivos dando comienzo a la
campaña de Inglaterra y así terminar de una vez por todas con las
guerras que aquejaban al imperio.
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